Mi primera sesión termina con Bells
of Rhymney.
He permanecido todo el tiempo inmóvil en una esquina, mi
concentración multiplicada por cuatro -dos ojos y dos oídos
solidarios con esa grabadora custodia de un tesoro-, y así sigo
cuando Dylan decide dar por terminada la velada.
- Lo dejamos por hoy -dice mirando a
Garth, mientras se descuelga la guitarra-. Bien ese bajo, Rick. Y tú
qué, Nar, ¿cómo lo has llevado?
-
¡Disfrutando de principio a fin! ¡Vaya viaje, del Big
River
a Gales, pasando por una prisión de California! Gracias por dejarme
compartirlo.
- Prefiero no tener público en el
sótano, pero si prometes seguir portándote así de bien quizá
puedas volver a bajar alguna que otra vez. Richard me ha contado que
haces muy buenas fotos, y por tu acento supongo que has viajado desde
muy lejos para llegar hasta aquí en esa caravana que brilla con el
sol por las tardes. A lo mejor también tú tienes algo interesante
que compartir ...
- Bueno, ojalá …
Sin esperar el final de mi frase, me
lanza media sonrisa al tiempo que, poniéndose el sombrero, comienza
a subir la escalera. Se detiene en el penúltimo peldaño, con una
pregunta dirigida a la banda:
- ¿Qué os parece si un día de estos
nos ponemos con Badger Clark, tíos?
- ¡Mola! - responde Rick mientras
enciende un cigarro.
- A Levon le encantaría - comenta
Robbie.
- Supongo … No está mal echarse de
menos, a veces -concluye Dylan, que ya desaparece en la vertical de
la escalera, rematada por la oscuridad de la noche.
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