jueves, 11 de junio de 2015

Caravana (14) Finales de junio 1967




     

     Desde el interior de la caravana, veo llegar a Dylan en un Chevrolet azul cobalto. Afino una vez más la Ibáñez y dejo pasar un buen rato antes de dirigirme al sótano. Desde lo alto de la escalera les escucho tocar un par de canciones, reuniendo fuerzas para iniciar el descenso. Respiro hondo y comienzo a bajar, como si me sumergiera. Rick es el primero en verme, me saluda sonriente antes de haber alcanzado el último peldaño.

      - ¡Hola, Nar! Mola, te has traído la guitarra.

     Dylan está de espaldas, hablando con Garth, tarda como un largo minuto en volverse hacia mí.

      - Vaya, la famosa Salvador Ibáñez, parece que al final va a resultar cierto lo que contaban estos tíos ...

     Levanto el instrumento con la mano izquierda, con gesto de tendérselo. Él no se mueve del sitio, se limita a preguntar con sorna:

      - ¿Eres sólo coleccionista, o también sabes tocarla?
     - Bueno … Dicen que no se me da mal del todo. Y sí, tengo varias guitarras, pero ésta es mi preferida. La gané en una apuesta, hace muchos años, en España.
      - Eso suena a una buena historia... Nos la cuentas otro día, ¿vale?, ahora mejor escuchamos cómo suena esa Ibáñez. Vamos a seguir con las canciones que nos habíamos propuesto hoy -antiguas, misteriosas y hasta trágicas, esa onda... ¿Te sabes ésta?

      En una acústica de doce cuerdas comienza a rasguear una melodía por la que navega un ballenero que conozco bien: Bonnie Ship the Diamond. Le contesto uniéndome a ella y un veloz gesto de sorpresa recorre su cara. Sin mediar palabra, mira a la banda indicándoles que nos sigan, y cada uno se va uniendo con su instrumento, excepto Richard, que se queda sentado en silencio frente a la batería. La emoción de escucharnos juntos subidos a ese barco es tan intensa que a punto estoy de perder el compás cuando Dylan -su voz, enardecida- aborda por segunda vez el estribillo:


                                                     So it's rise up my lads
                                       Let your hearts never fail
                             When that bonnie ship the Diamond goes 
                                               Fishin' for the whales


     Al terminar, Bob me mira durante unos segundos ladeando la cabeza. Rick sonríe, levantando el pulgar. Puesto en pie junto a la batería, en silencio, Richard hace una foto.


     Desde los periódicos, hace meses que naves espaciales como banderas despegan compitiendo por alcanzar la luna. Desde el sótano, esta tarde, a bordo de su barco, yo acabo de pisarla.





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