miércoles, 26 de noviembre de 2014

Presente (V)




    Estaba esperando. Estuve esperando varios días, muchos, no sé cuántos. Desde mi caravana les veía entrar y salir de la casa, abrir las ventanas a mediodía y encender las luces al caer la tarde. Dylan llegaba en su coche y casi siempre se quedaba un buen rato en el cuarto de estar, escribiendo a máquina. Luego bajaba al sótano con los demás y yo les escuchaba tocar desde el exterior, sentándome bajo las ventanas de la parte derecha de la casa. El sonido que salía a través de ellas tenía el aliento de un ser vivo, el olor de una planta bajo el agua y el fluir de esos pasos de baile ejecutados hacia adelante, hacia atrás y en lateral. Cinco músicos disfrutando juntos su mayor conquista: detener el tiempo. Nada más, nadie más; sólo yo, invisible al otro lado, escuchando y esperando.

      Ahora, casi cinco décadas después, me coloco de este lado para contarlo. La memoria de la expectación ilusionada de aquellos días me devuelve una sensación de vida que se ha ido difuminando con el paso de los años y lo ineludible de las pérdidas. Sobre mi escritorio, el cuaderno marrón que Dylan me regaló la última vez que lo vi en Big Pink. Lo abro al azar -una hoja doblada, sólo dos líneas separadas por un abismo de página en blanco:

                    I know it because it was there.
 
               But I'm not there, I'm gone ...
 
 
 

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